¿Cada cuánto necesitamos tener modelos nuevos de tablets?

Llevamos ya más de un año oyendo hablar de las caídas de ventas de las tablets y no faltan quienes se han atrevido a afirmar que están muriendo. De hecho, nosotros mismos nos hemos aproximado a este debate recientemente. Por supuesto, es imposible, para empezar, que se mantengan las cifras de ventas de un dispositivo que comienza su difusión (y la de las tablets ha sido especialmente rápida, lo que ha supuesto ventas espectaculares) toda vez que el mercado alcance cierto grado de madurez, y tampoco se puede dejar de reconocer que muchos usuarios están sustituyendo sus tablets (sobre todo compactas) por phablets, pero yendo incluso más allá, ¿es posible, no obstante, que la aparente decadencia que ven algunos en este sector se deba a que se lo está examinando bajo una óptica no del todo adecuada? ¿Es la comparación con los smartphones adecuada para las tabletas?

Primera cuestión: la innovación

El primer problema que nos encontramos al examinar la cuestión es, del lado de la oferta, por así decirlo, el de la innovación. Lo cierto es que no es un problema exclusivo de las tablets, ya que ha sido un tema bastante discutido este año también para los smartphones, a raíz de la presentación del muy renovado Galaxy S6 y del muy continuista HTC One M9: ¿cuántas novedades podemos esperar que nos dejen cada año los nuevos modelos de una determinada gama? Por supuesto,a nosotros como usuarios, nos gustaría que fueran muchas, pero, evidentemente, esto no es siempre posible, en parte por las propias lógicas del mercado, que propician que se tienda a dosificar las innovaciones, y en parte porque a veces sencillamente es complicado ir más allá y la utilidad marginal de avances bastante costosos es relativamente pequeña, como ejemplifica bien el debate sobre la utilidad de las pantallas 4K en smartphones.

S6 vs M9 diseño

Si pensamos ahora en el caso de las tabletas, es fácil darse cuenta de que la situación es incluso más complicada. Pensemos en algunas de las principales evoluciones que hemos visto en smartphones en los dos últimos años: pantalla, cámara y, en el apartado de diseño, el grosor. Mientras que el salto al Quad HD ha sido gradual para los smartphones e incluso ya en 2015 aún hay grandes fabricantes que siguen resistiéndose a él, la primera tablet con esta resolución, la Nexus 10 se lanzó allá por el 2012 y a estas alturas es algo que casi se da por descontado en la gama alta. Algo similar sucede con el grosor: mientras que el furor por los smartphones ultra-delgados está aún reciente y progresando, las tablets vienen bajando de los 7 mm desde 2013 (la primera Xperia Tablet Z ya lo hacía). Cierto es que aún hay mucho margen de mejora en lo que respecta a las cámaras, pero también es verdad que su utilidad es mucho menor que en un smartphone.

Xperia Tablet Z Nexus 10

Por supuesto, esto no quiere decir que no haya espacio de mejora en el terreno de las tablets, que por supuesto que lo hay. El problema es que la utilidad de los que en principio serían avances evidentes no lo es tanto, sobre todo cuando podrían suponer aumentos de coste importante. ¿Hasta qué punto mejoraría nuestra experiencia de uso con en un tablet Android el contar con 4 GB de memoria RAM? ¿o cuanto lo mejoraría, en cualquier tablet, el contar con una pantalla 4K o con una cámara de 20 MP? Sí que podemos contar con una mejora anual en el apartado de rendimiento, aunque sólo sea porque los procesadores se renuevan una o dos veces al año, aunque tampoco se puede dejar de mencionar que la dependencia del sector de chips diseñados primariamente para smartphones puede ser algo limitador.

Segunda cuestión: nuestros hábitos

El segundo problema viene del otro lado de la barrera, del de la demanda: ¿necesitamos nosotros un tablet nuevo cada año? Por supuesto el hecho de que las innovaciones no fluyan tanto como nos podría gustar es un factor que claramente influye en el hecho de que la mayoría de los usuarios no sienta necesidad de estar cambiando de tablet con mucha frecuencia y constantemente se culpa a la falta de novedades en la última generación del iPad (innegable en el caso del iPad mini 3) de los descensos de ventas de sus tablets y, como consecuencia, del conjunto del sector (dado el peso que iOS sigue teniendo en él, incluso a pesar del avance imparable de Android y del más tímido pero continuo de Windows).

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No obstante, no es esta toda la historia. Por supuesto, los más aficionados a la tecnología van a renovar siempre todos sus dispositivos con frecuencia, para mantenerse siempre a la última, pero, incluso cuando las tablets se encontraban en un momento en el que el ritmo de innovación era aún bastante elevado, los estudios mostraban ya que nuestros hábitos de consumo eran lo suficientemente diferentes si comparábamos tablets y smartphones como para aventurar que antes o después, cuando el mercado madurara, llegaríamos a una situación como la actual. ¿Por qué? Sencillamente, porque en lo que a ciclos de renovación se refiere, nuestros hábitos con las tabletas se parecen más a los de los PCs que a los de los smartphones.

iPhone iPad

¿Qué quiere decir esto? En primer lugar, y de forma determinante, que las conservamos más tiempo, algo bastante lógico si tenemos en cuenta que, de hecho, puede que ni siquiera haya demasiadas diferencias en especificaciones técnicas entre la tablet que compramos hace un par de años y la que podríamos comprarnos en la actualidad, aunque también influye el hecho de que no haya operadoras detrás de nosotros intentando fidelizarnos con programas de renovación. Significa también, en segundo lugar, que no sentimos la misma dependencia del dispositivo, de manera que en caso de avería o pérdida nos tomamos con bastante más calma el reemplazarlos. Por si esto fuera poco, las tablets que renovamos se pasan con mucha más frecuencia que un smartphone a familiares y amigos.

¿Se están los fabricantes adaptando a esta realidad?

No es sencillo ni siquiera concluir cuál sería el comportamiento ideal por parte de los fabricantes para nosotros como usuarios dado que, por un lado, los ciclos cortos de renovación nos garantizan tener un modelo recién salido del horno cuando quiera que sea que vayamos a comprarla y ayudan a que los precios bajen más rápido, pero, por otro, favorecen la desagradable sensación de que nuestros dispositivos se han quedado obsoletos demasiado rápido. Al margen de nuestras preferencias, en cualquier caso, lo que parece claro es que la situación está cambiando.

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A pesar de que se habló mucho de que Samsung iba a limitar su oferta de tablets, parece que por el momento ésta sigue siendo bastante amplia: ya tenemos una nueva gama Galaxy Tab A en las tiendas, la gama Galaxy Tab E ha visto ya la luz en Asia, y nos sorprendería bastante si antes o después la gama Galaxy Note no tuviera algún tipo de continuidad. Lo que sin embargo es innegable es que el ciclo de renovación de sus tablets estrella, las Galaxy Tab S, se está alargando: se había hablado de un debut en el mes de junio, cuando se habría cumplido un año del de la primera generación, que no se ha hecho realidad y las últimas noticias apuntan a que se podría retrasar nada menos que hasta octubre. Puede que simplemente se trate de mover su debut a un momento más favorable para las ventas, pero tampoco nos extrañaría que sencillamente estuvieran espaciando las renovaciones.

Es, de hecho, lo que se piensa que va a hacer Google, en lo que podría ser otro gran ejemplo de una nueva inclinación hacia ciclos de renovación más largos: desde el lanzamiento de la primera Nexus 7 había habido al menos un modelo nuevo cada año y 2015 podría ser el primero en el que no fuera así. Cuando inicialmente se habló de dos fabricantes, LG y Huawei, para los próximos Nexus pensamos, lógicamente, que los primeros se encargarían del smartphone y los segundos de la tableta pero, finalmente, parece que lo que la compañía china hará para la compañía del buscador es un phablet y que la Nexus 9 seguirá siendo la tableta de referencia hasta 2016.

Nexus 9 analisis actualizado

Por supuesto, estamos hablando sólo de un par de casos (aunque un par de casos importantes) y también hay otros que ejemplifican lo contrario, como sería la Xperia Z4 Tablet, que llegó con toda puntualidad para sustituir a su predecesora un año después, y no tenemos ninguna duda de que lo mismo sucederá con el iPad, del que en octubre veremos nuevos modelos (incluso si es bastante discutible que el iPad mini 3 fuera una renovación en absoluto del iPad mini 2). Habrá que esperar para ver cómo evoluciona el sector, pero como mínimo podemos decir que no nos extrañaría si empezara a ser menos frecuente que las gamas se renovaran cada año.


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