Como en cualquier producto que compramos en nuestro día a día, a la hora de adquirir electrónica de consumo, también encontramos una serie de tasas e impuestos que pueden incrementar de manera significativa su precio. A los aranceles existentes y que tienen como criterio la procedencia del dispositivo en concreto y que gravan algunos aspectos como su transporte, debemos añadir otra serie de cargas que en algunos casos, vienen marcadas por una serie de leyes a escala nacional que se deben cumplir de manera obligatoria y cuya aplicación aún encuentra un vacío legal que en la mayoría de las ocasiones, acaba repercutiendo sobre los propios públicos y no sobre fabricantes o distribuidores.
Con la consolidación de todos los soportes que podemos encontrar actualmente, han surgido unos impuestos llamados canones digitales, encargados de regular, a grandes rasgos, la relación entre públicos, industria cultural y los propios dispositivos. Hace unos días estamos asistiendo a una serie de informaciones que hablan sobre la modificación de la normativa española actual en este sentido. Hoy os contamos más sobre qué consiste esta medida, las novedades que trae consigo y cuál sería su impacto en los consumidores tras su aprobación. ¿Sabíais que a nivel europeo, se aplica en unos 20 países?
¿Qué es un canon digital?
Antes de nada, conviene hacer una breve explicación para saber contextualizar mejor toda la información que os daremos en las siguientes líneas. Resumido de manera sencilla, un canon digital es una tasa que se aplica a todo soporte o periférico a través del cual se puedan realizar copias de cualquier película, serie o canción entre muchos otros elementos de la industria cultural. El objetivo de esta ley, es compensar a los creadores de estos contenidos amparados en la propiedad intelectual. La justificación de esta ley viene del lado de que en ocasiones, se da por hecho que la adquisición de cualquier dispositivo puede ser utilizada en el ámbito privado para hacer duplicados de los contenidos que os contamos antes.
Una historia breve pero turbulenta
Aprobada hace más de 20 años, la ley recibió el nombre de «Ley de Copia Privada». En sus orígenes, su ámbito de aplicación fue muy reducido y fue en 2007 cuando se marcó un auténtico punto de inflexión ya que, a finales de ese año, se comenzaron a gravar todos los CD´s, DVD´s, móviles y memorias USB pero no tablets, que los consumidores compraran. Cuatro años después, una serie de datos inexistentes acerca de su repercusión económica llevaron a varios grupos parlamentarios a pedir una derogación de esta ley que finalmente, fue abolida en nochevieja de 2011.
¿Y ahora qué?
Actualmente, en lo que se estaría trabajando sería en el hecho de terminar la ley que quedó abolida en 2011. Cuando se suspendió, se creó una especie de vacío legal en el que el Gobierno sería el encargado de decidir dónde se aplicaría una nueva tasa. Las sociedades de autores creen que la vía del canon que venga, debería pasar, a grandes rasgos, por el reintegro de las cantidades recaudadas por este impuesto directamente a los creadores.
¿Quién lo paga?
Como en todo impuesto o tasa aprobado, hay una serie de colectivos que deben pagarlo y otros exentos. En este caso, los que se librarían de la tasa serían las Administraciones Públicas y organismos que, a pesar de utilizar dispositivos electrónicos, su ámbito de aplicación queda reducido solo al entorno profesional. Una vez más, encontraríamos que ya no solo CD´s y DVD´s serían gravados, sino que el canon digital volvería a dar el salto a móviles, ya en este caso smartphones, y por último, tablets. La nueva ley prevée que sean las propias compañías y los intermediarios como los puntos de venta los encargados de realizar este pago, dejando en teoría al consumidor, libre de una nueva carga. ¿Pensáis que finalmente seremos los propios usuarios los más perjudicados y que las marcas subirán los precios de sus terminales?
¿Una sola cantidad?
Otro de los aspectos que están creando polémica a la hora de redactar cómo debería ser el nuevo canon digital, es el hecho de cómo recibir los ingresos. En el texto, se establece que para calcular la cuantía del impuesto, se deben tener en cuenta aspectos como las horas de uso de tablets y smartphones, cómo puede influir la creación de duplicados de manera privada sobre los resultados finales de ventas de la película, videojuego o producto cultural, y por último, y como ya sucedía en parte con la norma anterior, la capacidad de almacenamiento del terminal concreto.
Una vez más, podemos ver cómo la electrónica de consumo que nos rodea y que se ha convertido en un pilar fundamental para muchos, está rodeada de una serie de componentes que también pueden repercutir en la experiencia de uso del público. En este caso, del lado de su precio. ¿Pensáis que el canon digital puede ser beneficioso tanto para público como para creadores y que servirá para regular mejor la relación entre ambos? ¿Creéis que serán los consumidores los que acaben siendo perjudicados? Tenéis disponible más información relacionada como por ejemplo, toda la normativa y requisitos que deben cumplir todas las tablets y smartphones que llegan desde China para que podáis conocer más sobre todo lo que rodea a estos formatos.