Google Glass y el debate de los riesgos para la salud que conllevaría

Google Glass miedo y salud

Google Glass no está dejando a nadie indiferente y algunos de los comentarios que se están vertiendo sobre el todavía prototipo de los de Mountain View nos hacen ver que esta apuesta puede tener un efecto sobre nuestras vidas a largo plazo tan grande como tuvo en su día la llegada del iPhone. La polémica encendida indica que se ha tocado una fibra sensible y que el gadget ha llegado para quedarse. Uno de los debates más interesantes es el referente a cómo afecta Google Glass a la salud. Se han dado ya ciertas voces de alarmas de los posibles riesgos sanitarios que podría conllevar su uso. Vamos a analizar los orígenes de este debate.

No vamos a entrar a valorar si realmente las gafas inteligentes de Mountain View podrían ser malas para nosotros. Para poder decirlo, nos faltan conocimientos y, tristemente, años de uso en el gran público para saberlo. Sin embargo, es significativo que esta haya sido una de las primeras objeciones a su posible implantación en la sociedad.

Google Glass miedo y salud

Las nuevas tecnologías, especialmente aquellas que parecen destinadas a cambiar nuestra manera de vivir, levantan intranquilidad, incertidumbre y miedo en una parte de la sociedad. Este miedo se conduce por diferentes ramas de conocimiento, pero como el origen último de cualquier miedo es el miedo a la muerte, es lógico que se hable de salud. En esta web ya recogimos el debate sobre si nos podría afectar a la vista el uso de la pequeña pantallita de las gafas.

Otro de los problemas de salud derivados que se vinculan al uso de Google Glass es el tumor cerebral. Hay muchos estudios que intentan relacionar el uso del teléfono móvil con este tipo de cáncer y parece que hay indicios suficientes para apostar por ello aunque no se haya probado nada todavía. Llevar un dispositivo con una conexión y radiaciones constantes durante varias horas al día pegado a tu cabeza no parece la mejor idea. Quizás por eso, este aparato funciona por Bluetooth y obtiene la conexión a internet de otro dispositivo que podemos llevar en el bolsillo. Los científicos tendrán que estudiarlo con calma, pero ya vemos en la red comentarios incendiarios sosteniendo esto firmemente sin caer en ese pequeño detalle técnico.

El miedo también se traduce en rechazo frontal y ya hemos visto un primer síntoma de ello. En Seattle un bar ha prohibido el uso de las gafas especiales por cuestiones de privacidad. Es respetable pero no deja de ser sintomático. La capacidad intrusiva de este aparato es enorme, cierto. Podremos enviar imágenes y vídeos de otras personas de una forma mucho más disimulada o velada que con otros dispositivos como teléfonos móviles inteligentes, tablets, o cámaras inteligentes. En Google son conscientes de esto y ya se han manifestado al respecto afirmando que esperan que, como con otros aparatos revolucionarios como el smartphone, se construyan una serie de normas sociales que hagan racional y respetuoso su uso.

En Mountain View son conscientes de la dimensión social y humana del proyecto. Su principal impulsor Sergey Brin ha expresado que la meta de Google Glass es convertirse en el tercer hemisferio de nuestro cerebro. Quizás sea una pretensión muy grande expresada de forma grandilocuente pero, sin duda, se podría decir que los dispositivos móviles inteligentes se están convirtiendo en un apéndice de nuestro cuerpo y éste en concreto tiene más potencial que ninguno que hayamos visto hasta ahora. Quien ha vivido y especialmente trabajado antes de la implantación total de los smartphones, sabe que hay una cantidad de información muy importante que ha dejado de almacenar en su cabeza y que ha confiado a su dispositivo y al almacenamiento en nube. Por eso, la descripción de Brin no es nada desacertada, la percepción, el almacenamiento y la reproducción de información automatizada representa el poder disponer de algo cercano a un órgano adicional auxiliar. Estas son las funciones básicas de un sistema que procura realidad aumentada y, por lo tanto, otra manera de ver el mundo.

No sabemos si Google Glass será el dispositivo que traiga esto definitivamente, pero es innegable que el ordenador personal integrado en nuestro cuerpo es el nuevo reto de nuestro tiempo.

En este vídeo de Sight Systems vemos como está tecnología podría desarrollarse hacia una realidad aumentada mucho más cotidiana.

[vimeo width=»650″ height=»350″]http://vimeo.com/46304267#[/vimeo]

Fuente: CNET


2 comentarios, deja el tuyo

Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

*

  1. Responsable de los datos: Actualidad Blog
  2. Finalidad de los datos: Controlar el SPAM, gestión de comentarios.
  3. Legitimación: Tu consentimiento
  4. Comunicación de los datos: No se comunicarán los datos a terceros salvo por obligación legal.
  5. Almacenamiento de los datos: Base de datos alojada en Occentus Networks (UE)
  6. Derechos: En cualquier momento puedes limitar, recuperar y borrar tu información.

  1.   el jeans bones dijo

    perras desgraciadas deberían mejor preocuparse por cosas mas importantes como la guerra y no por crear unas estúpidas gafas que pueden dañar al ser humano

    1.    Miguel Serra dijo

      Si ya veo como tu te preocupas por la guerra malgastando tu precioso tiempo criticando en los foros. Haz algo constructivo con tu vida.