Samsung ha presentado esta semana los nuevos sensores fotográficos que utilizarán sus terminales móviles de gama alta en el futuro. Se llaman ISOCELL y aumentan su sensibilidad a la luz a través de la absorción controlada de electrones. El resultado es un mejor color en condiciones de luz baja. Todo esto suena un poco a ciencia ficción pero vamos a intentar explicarlo un poco.
Hasta ahora se habían utilizado sensores FSI (Front Side Illumintation) que buscaban aumentar la cantidad luz que cada píxel podía absorber en un sensor, aunque se mostraban poco precisos a la hora de determinar exactamente cuánta. En esa búsqueda de más luz, se evolucionó hacia los BSI (Back Side Illumination). Estos tampoco son demasiado efectivos en limitar cuánto puede afectar la luz al resultado final de la foto en condiciones lumínicas adversas. Con ISOCELL cada píxel está aislado con una barrera, esto reduce que la electricidad pase de uno a otro en un 30%. La calidad de un sensor de imagen se basa en la cantidad de luz que se puede captar con precisión por cada píxel individual que lo conforma. Si se reduce la luz que pasa descontroladamente de uno a otro, la precisión es mayor y se pueden hacer cálculos de procesamiento de imágenes más precisos.
El beneficio está en que se tiene un ángulo de absorción de luz más amplio y así el módulo de la cámara puede ser más delgado. Y por lo tanto, pueden ser incluidos en dispositivos punteros con grosores muy reducidos, tal y como demanda el mercado de smartphones y tablets.
La primera pieza que utilizará esta tecnología es el sensor de 8 MPX S5K4H6YB que está empezando a recibir pedidos de otros fabricantes desde ya mismo. Estos sensores empezaran a verse en dispositivos comerciales al final de este mismo año.