El pasado 20 de mayo Microsoft presentaba su nueva tablet, la Surface Pro 3, que nacía con el objetivo de dejar a un lado a los portátiles. Un equipo potentísimo, capaz de hacer frente realmente a los ordenadores: pantalla de 12 pulgadas con resolución 2160 x 1440 píxeles, procesador Intel i3, i5, i7, 4/8 gigas de RAM, hasta 512 gigas de almacenamiento. A pesar de que lo mostrado en el evento parecía realmente bueno, siempre hay detalles que pulir, y ahora, cuando se acerca el día de su llegada a las tiendas, están trabajando en la primera actualización.
Ante productos de este nivel, con precios tan altos y un grado elevado de desarrollo, las compañías pueden tomar dos posturas: una, convencerte que su dispositivo es perfecto, y defenderlo contra viento y marea, o la segunda, que en este caso es por la que habría optado Microsoft, escuchar cada una de las opiniones que puedan aportar algo positivo y valorar si es posible mejorar el equipo aplicando algunas de estas ideas. Los de Redmond están trabajando con estas ideas con el objetivo de actualizar el equipo antes de su lanzamiento. Si no diera tiempo, la primera actualización saldría poco después de producirse los primeros envíos.
El botón capacitivo, el principal problema
Una de las novedades de la Surface Pro 3 respecto de su antecesor es además de las numerosas mejoras, que el botón capacitivo, este con el logo de Microsoft, pasaba de estar en la parte inferior de la tableta cuando la sujetamos de manera horizontal, a situarse en un lateral, o lo que es lo mismo, en la parte inferior cuando la miramos ahora de forma vertical. Pretendían que el usuario pudiera utilizar esta nueva posición para interactuar con la cámara de una manera más cómoda, ya que está más accesible cuando sujetamos el dispositivo con dos manos.
El problema, es que cuando trabajamos con la tablet en horizontal, que suele ser lo normal, y utilizamos el lápiz para escribir y/o dibujar –recordemos que Photoshop adaptado para tablet es una de las apuestas- podemos pulsar sin querer este botón. Esta fue una de las cuestiones que Gabe de Penny Arcade les lanzó a los encargados de Microsoft con los que se reunió a petición de la compañía para probar el stylus (lápiz).
Otros problemas que según su percepción tenía el equipo es que la sensibilidad del mismo, a pesar de los 256 niveles de presión, no era la adecuada: “Si lo comparamos con una conversación, siento que necesito susurrar o gritar”, explica Gabe. Por último, el tercer punto importante, es que el lápiz se retrasaba en muchas ocasiones, algo que no ocurría con la anterior generación, aunque no era un problema grave, sí que para ciertas tareas resultaba molesto.
Las soluciones, para todos
Los encargados que escucharon sus propuestas lo volvieron a llamar para que comprobase las soluciones que habían adoptado. En primer lugar, el botón capacitivo se desactiva mientras el lápiz está en contacto con la pantalla, y no se recupera hasta que pasan un par de segundos desde que levantamos, “El arreglo funcionó a la perfección”, nos cuenta. En segundo lugar, mediante una aplicación permiten ajustar las curvas de presión para que cada cual lo adapte a su estilo. Por último, el lag, los cambios no terminaron de funcionar pero siguen trabajando.
Para terminal, Gabe dice que tras todo el proceso les preguntó: “Escucha, soy un caso extremo, yo no uso la máquina como la mayoría de usuarios, entiendo que estas modificaciones no serán para todos” a lo que le respondieron: “¿Por qué no?”. Es decir, estos ajustes, aunque pequeños vendrán implementados en la versión que llegue a los usuarios o como mucho, estarán disponibles en una actualización muy temprana.