Hace tres años, las tablets Android estaban tocando techo y cada nuevo lanzamiento era recibido con entusiasmo por parte del público y la prensa. La plataforma de Google comenzaba a representar una alternativa al iPad, no por copiar sus características, sino aportando lo mejor al segmento de fabricantes top como Samsung, Sony, Asus, LG y de muchos otros terminales de marcas más modestas que hacían de contrarpeso.
Hoy en día, en cambio, cada vez que aparece una nueva tableta Android, uno de los primeros comentarios en casi todos los medios hace referencia al declive que está sufriendo el formato. A la espera de un movimiento entre los fabricantes y Google que redefina en algún sentido la estrategia, analizamos los elementos que pueden conseguir que las tablets Android recuperen el atractivo. Lógicamente, se trata de un debate abierto y las aportaciones por parte de los lectores serán siempre muy bien recibidas.
Accesorios más potentes
Lo primero que viene a la cabeza son los teclados y con razón. Sin embargo, se pueden pensar en muchas otros elementos, incluso tener como referencia algunos de los conceptos modulares que hemos visto este año. Un proyector o unos altavoces capaces de acoplarse para conectar con el equipo, marcarían una buena línea, por ejemplo. El tema de los teclados, no obstante, es básico. Sobre todo si las tabletas pretenden evolucionan hacia facetas más productivas.
La mayor parte de los teclados que nos encontramos para tablets Android, carecen de trackpad y ofrecen una ergonomía muy limitada. Bastante lejos, por ejemplo de la Surface. Incluso llegan buenos ejemplos de fabricantes de importación pero casi siempre con Windows de por medio. La última LG G Pad III ha puesto un soporte integrado en la parte trasera del tablet y la Yoga Book de Lenovo es una de las primeros dispositivos Android con formato de notebook, perfectamente acabado. Ambos buscan algo diferente. Además, algún puerto extra siempre viene bien. Por muy minimalista que se procure ser, ha de tenerse en cuenta que hoy en día muchos usuarios priorizan las opciones de conectividad sobre el diseño.
Apps para la productividad
Las apps optimizadas siempre han sido el fuerte del iPad y de iOS como plataforma. Lo interesante de las tablets Android, por otro lado, es que existieron desde el principio muy diferentes formatos, tanto en tamaño de pantalla u orientación, como en resolución o relación de aspecto (16:9, 16:10, 4:3). Lógicamente, tampoco exigimos que cada modelo tenga su propia versión de una app, pero sí que se traten de aprovechar las posibilidades de una pantalla más grande para facilitar el flujo de trabajo, para hacer la interfaz más intuitiva y los botones o los contenidos importantes más visibles.
Si comparamos las aplicaciones dedicadas a la productividad del catálogo de iOS con el de Android, la plataforma de Google queda muy en desventaja. No es sólo el número de herramientas, también la calidad de las mismas. Siempre se ha dicho que parte de la gracia de Android es que la mayoría de las aplicaciones eran gratuitas y las que no, eran fáciles de encontrar fuera de la tienda. Por ese motivo, tal vez no muchos desarrolladores se animen a preparar desarrollos que luego aspiran a vender por unos 20 euros si piensan que se van poder distribuir gratuitamente por internet. Existen, no obstante, mecanismos para controlar eso. Numerosos juegos utilizan la verificación conectados a internet para reconocer si una copia de la app es pirata. Tal vez sea un mal menor.
Más actualizaciones
Hay tabletas que en su día llegaron al mercado con precios de gama alta y con prestaciones de gama alta que, sin embargo, no se han actualizado ni una sola vez. Samsung y Sony han cumplido este curso en lo que respecta a Marshmallow, al igual que Nexus y Pixel C (no podía ser de otra manera), pero los demás fabricantes necesitan ponerse un poco las pilas y Google debe ayudar en lo posible.
Si los móviles de gama alta tienen un par de años de actualizaciones prácticamente aseguradas, de lo contrario la imagen que deja un firma es atroz, ¿por qué no ocurre lo mismo con las tablets Android premium que cuestan tanto o más que un smartphone? En parte, es algo injusto e incomprensible. El compromiso con el usuario debe estar por encima de las ventas o, de lo contrario, es complicado que uno repita con ciertas marcas.
Variedad entre las grandes firmas
Al igual que existen productos para diferentes perfiles de usuario en smartphones y en portátiles, al menos las compañías que aspiren a hacer algo grande dentro del segmento deberían tener una tablet de gama alta (con Snapdragon 820 / 835 o el que toque) y una gama media más accesible. Ejemplos a seguir son el Honor 8 o el Moto G4 Plus, salvando las distancias entre ambos. En cualquiera de los casos, una gama media «premium» atractiva es vital.
Huawei y Samsung (aunque este año nos quedamos sin la Galaxy Tab S3) han trabajado esa estrategia a la perfección, pero faltan grandes fabricantes haciendo lo propio. Al fin y al cabo, como en todo producto comercial, en las tablets Android se necesita buscar una diferenciación. No puede ser que sólo tengamos opción de elegir entre dispositivos de 600 euros y los de 200 hacia abajo, se ha creado un hueco que alguien debe aprovechar.
Compromiso serio de Google
No nos cabe duda: Google tal vez llegó a pensar que lanzando un «equipazo» como el Nexus 7 en 2012, las cosas demás vendría solas. Los de Mountain View, al fin y al cabo, son los responsables de la plataforma y tienen que animar a los desarrolladores a trabajar el formato. Por su puesto, toca decidir en estos momentos si se va a apostar por Andrómeda. Si no, no se puede seguir desarrollando el mismo Android para móviles y tabletas, hace falta algunos rasgos diferenciadores y cualidades o funciones que aprovechen el mayor área de trabajo. Se puede empezar por optimizar la multiventana en el tablet por ejemplo, pero habría que hacer mucho más con el tiempo.