En otro post hicimos repaso de factores que afectan a la carga normal de un tablet. Entre los más comunes están los cables en mal estado o un daño en el hardware del dispositivo, también la suciedad y el polvo pueden tener su importancia. Hoy os enseñamos a limpiar el puerto lightning del iPad de forma segura, en caso de que ese sea el problema.
El cable, el cargador, el enchufe, incluso la conexión o el contacto son los orígenes más comunes en la mayoría de tablets que no cargan adecuadamente su batería. En otros momentos puede ser cuestión de los componentes internos o del software y se soluciona con un sencilla vuelta a los valores de fábrica. Una cuestión tal vez menos frecuente, pero perfectamente posible es que la suciedad acumulada en la entrada del puerto lightning evite o dificulte una carga en condiciones idóneas.
Al fin y al cabo, estamos hablando de uno de los elementos probablemente más delicados y de los que más «trote» llevan encima en cualquier terminal. Así pues, es recomendable manejarlos con sumo cuidado, no forzar y ser suave al meter o sacar la clavija. El mismo cuento debemos aplicar a la hora de su limpieza.
El aire comprimido o secador de pelo no es aconsejable
El problema fundamental aquí es que el polvo se puede mezclar con grasa y de este modo quedar adherido, así pues un simple golpe de aire suele no ser suficiente. Además, Apple desaconseja secadores y otros productos que emiten aire (especialmente si es caliente) a la hora de limpiar sus dispositivos; dado lo cual, lo mejor es evitar este método desde el principio.
Las cuatro herramientas para una limpieza apropiada
Es probable que todos o casi todos tengáis estas cosas por casa. Si no, ya veréis que son muy baratas y fáciles de conseguir.
Una linterna
Lo primero que vamos a necesitar es una linterna que nos permita ver con claridad la zona en la que estamos trabajando. Se trata de un espacio, pequeño y cerrado, por lo que al introducir cualquier elemento en él, y más si acumular polvo, la visibilidad va a decaer bastante. Una fuente de luz algo intensa nos va a ayuda. Vale, cómo no, con la linterna del móvil.
Un par de palillos finos
Hemos leído en algunos casos que un alfiler o un clip hacen bien el trabajo. No obstante, insistimos en que se trata de una zona muy delicada y lo más cauto es no emplear superficies punzantes que puedan rayar o pinchar contactos y sensores internos. Un palillo fino, por la zona redondeada es perfecto a este propósito. La madera es un material blando y será también más complicado dañar el equipo.
Un poco de algodón
Para curarnos en salud, un poco de algodón en bruto o sacado de una toallita desmaquilladora con el que envolver el palillo hará que la superficie con la que tocamos las zonas delicadas sea aún más suave e incisiva con el polvo.
Un poco de paciencia y unas manos hábiles
Con las herramientas que tenemos, todo va a ser bastante fácil, sin embargo, si además las maneja una mano serena, cuidadosa y precisa, la operación resultará mucho más fructífera. Si cuando pones una lámina de cristal templado tienes que levantar una y otra vez y el resultado es una capa de polvo entre la protección y la pantalla, busca a alguien en casa que tenga cierta pericia para las manualidades.
Manos a la obra con el puerto de carga
Lo primero que debemos hacer antes de ponernos a limpiar es apagar nuestro dispositivo. Después cogemos en el palillo y por la parte no punzante la introducimos levemente en el algodón para después girarlo un poco. No debemos excedernos con el algodón, puesto que sólo es para hacer un poco más blanda la superficie de la madera y llegar a todo en interior del puerto con un material algo más maleable, con el que además se pueda acceder bien a los recovecos.
Ahora colocamos la linterna y el iPad de modo que la luz se proyecte directamente sobre el orificio y que nos deje una postura fácil introducir el palillo y moverlo. Tenemos la suerte de que este tipo de puerto, a diferencia del USB Tipo C que utilizan ahora los Android es hueco y no tiene una pequeña pestaña en medio, lo cual facilita enormemente la limpieza.
Sólo nos queda llevar a cabo el último paso: introducir con sumo cuidado la parte con el algodón dentro del orificio es uno de los lados y barre hacia el otro de forma en que saquemos al llegar al final tiremos hacia nosotros para extraer la suciedad hasta que veamos que no sale nada. Suavemente, pasamos el algodón también por las paredes y por los anclajes un par de veces, intentando llegar a las zonas más recónditas.
Esto debería mejorar la velocidad y capacidad de carga o al menos evitar que en el futuro la suciedad se acumule pudiendo crearnos problemas a la larga.
Fuente: imore.com