Los rumores sobre un dispositivo iOS de pulsera se remontan a hace mucho, mucho tiempo, casi surgieron al mismo tiempo que el iPhone en 2007. Ahora vuelven a surgir esto rumores pero no los vocea cualquiera. Tanto el New York Times como el Wall Street Journal recogen estas informaciones y sugieren que la compañía de la manzana está en seria consideración de embocar este proyecto, una especie de reloj iOS.
Según ambos diarios estadounidenses, los de Cupertino están haciendo pruebas de diseño y de funcionalidad para acotar prototipos del dispositivo. Para ello están contando con el consejo de su principal colaborador en cuanto a manufacturación, Hon Hai Precision Industry Co, también conocido como Foxconn.
El dispositivo contaría con una pantalla flexible cubierta de un cristal curvo, también flexible, que se adaptaría de una forma más adecuada a nuestra muñeca. Este aparato sería en mayor medida un ergonómico reloj inteligente con alma de iOS que una mera recomposición en pulsera de iPod Nano.
El cristal probablemente saldría de las fundiciones de Corning que ya anunciaron recientemente que habían conseguido hacer un cristal maleable que podría adquirir formas más caprichosas que la mera planicie. Lo han bautizado como Willow Glass. El New York Times se puso en contacto con uno de los directivos de Corning para preguntarle si su cristal tendría la capacidad de ser parte de un proyecto así, a lo que respondió de forma afirmativa. Que su cristal es flexible y se puede utilizar para abrazar la muñeca de una persona tal cual lo haría un reloj.
Las personas con las que ha hablado el New York Times no han dado nada de detalles del proyecto, más allá de desvelarlo, por lo que dejan muchas puertas abiertas.
Una de los aspectos que lo harían realmente útil sería la inclusión de servicios de mensajería instantánea, quizás integrados con Siri para facilitar tanto la lectura como la escritura, para que pasaran a ser escucha y dicción. La posibilidad de pagos móviles por proximidad, aunque no sea NFC.
De nuevo, la puerta está abierta aunque parece ser que esta vez entra más certezas y menos aire.
Fuente: New York Times / Wall Street Journal