La idea del juego es destruir las combinaciones de más de tres gemas del mismo color cuando están juntas simplemente tocándolas. Éstas se apilan en una especie de recipiente cuadrangular y según las eliminas van a apareciendo nuevas.
Hasta aquí todo es bastante normal, pero se añaden varios elementos. El primero es el tiempo. Las partidas duran 60 segundos. La cuenta atrás entra en juego y te pone nervioso. La idea es conseguir el máximo de puntuación posible. Para ello, debes hacer grandes combinaciones y utilizar los nuevos elementos que vayas desbloqueando.
Con los punto obtienes más nivel y lingotes de oro para procurarte más partidas. Cada partida se marca con un corazón y tienes un indicador con 5 corazones. Al principio se te recarga sólo un par de veces y luego cada 7 minutos nos dan una vida nueva.
En efecto, se trata de un freemium, es decir no pagamos nada por empezar a jugarlo, pero después podemos seguir disfrutándolo mediantes dos acciones: compras in-app o difusión por red social, es decir, conectar tu cuenta de Facebook y contarle a tus amigos los logros que vas consiguiendo. Si decides conectar puedes entrar en una competición para ver quién hace más puntos.
Lo que más me gusta del juego es el planteamiento temporal. 1 minuto es ideal para hacer echar un juego en el metro, o en el autobús o entre tarea y tarea. Además, pone una tensión adicional a un tipo de juego, que puede acabar siendo repetitivo. Me gusta la idea de no poder jugar todo el rato, para que siga siendo divertido.
También el componente social es interesante, aunque hay que saber medir lo que compartimos en redes sociales para no dar la murga.
Puede ser una buena opción a tener en la tablet como complemento a otros juegos que exigen mucha más atención.
Lo puedes descargar en Google Play e iTunes.
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