La semana pasada recibimos la noticia de una nueva patente de Apple para el iPad. Se trataba de incorporar sensores a su marco de tal manera que la interfaz del sistema operativo se adapte a la manera en la que cogemos la tablet. Ésta es una más entre las muchas patentes que procesan los de Cupertino pero es casi imposible determinar si realmente veremos tal avance en una de sus próximos tablets. Echemos un ojo al posible futuro del iPad.
Como ya imagináis, hay muchas patentes en el sector tecnológico que tiene un carácter defensivo o especulativo. Las compañías patentas nuevas tecnologías que no van a aplicar inmediatamente pero que quizás en el futuro puedan resultar beneficiosas. Por un lado, podrían acabar necesitándolas si algún competidor triunfa con una funcionalidad similar que hay que imitar, esto sería una estrategia defensiva. O pueden reportar dinero si alguna compañía necesita esa tecnología y pedimos precio por ella antes o después, mediante una denuncia. Ésta es la parte especulativa, de la que ha habido muchos ejemplos.
La patente que hoy nos trae Apple parece de la primera naturaleza: defensiva. Ya hemos visto una tecnología similar siendo patentada por Google y por Microsoft. De hecho, la phablet ZTE Grand Memo, de la plataforma Android, ya incorpora este recurso.
Se trata de utilizar sensores de presión y posición en torno al marco y de fuerza en las esquinas, para alterar la interfaz dependiendo de la posición de nuestras manos.
Parece improbable que los iPad acabaran utilizando esta tecnología dado que su evolución de diseño ha reducido lo marcos a la mínima expresión para dar protagonismo a la pantalla. Más bien, parece que se guardan una carta en la manga para la hipotética situación en que una compañía consiguiera imponer esto en la industria con un éxito fuerte.
El iPen, del que hemos conocido una nueva patente recientemente, parece un movimiento similar. Un stylus inteligente es la seña de identidad de la gama Note de Samsung, rival de los productos de Apple tanto en móviles como en tablets.
El aplazamiento continuo del lanzamiento de este producto, o del ya legendario iWatch, se debe a que sin la suficiente aportación de innovación se considerarían productos que reconocen la valía de su rival surcoreano. Dicho más sencillamente, se verían como una copia y una pérdida del liderazgo en creatividad. Lo mismo se podría decir de aquel cargador solar que patentaron hace unos meses.
Este tipo de cambios se hacen a regañadientes y con una buena estrategia detrás. El caso del iPad mini es clarividente. Fue una respuesta obligada al éxito de las tablets de 7 pulgadas en Android, ejecutada con mucha precisión y con una planificación excelente que se nota en su segunda generación.