Esta es una manifestación más formal que la hizo aquel bar de Seattle, el The 5 Point Café, que prohibió la entrada a personas vistiendo este gadget por respeto al anonimato de sus clientes. Los puntos de conflicto con Glass se sitúan en los mecanismos que posibilitan que sea un dispositivo de realidad aumentada. Estos son la cámara activa con herramientas de análisis digital de imágenes para reconocimiento de lugares, logotipos, hitos, pero principalmente el reconocimiento facial. Esa mediación constante, no ya con el entorno, sino con las personas es lo que convertiría al hombre en un cyborg.
Lo anterior sería a nivel personal, pero extrapolan el problema a un nivel social. A día de hoy ya contamos en nuestra realidad con muchísimas herramientas para la vigilancia. El CCTV o los circuitos cerrados de televisión con cámaras de videovigilancia siguen creciendo en todas las ciudades del mundo. Tener dispositivos móviles vestidos directamente por las personas multiplica exponencialmente su capacidad. Más allá de lo que el usuario pueda decidir, vistiendo Glass lleva un dispositivo abierto al mundo para lo bueno o para lo malo. Esta no es la única iniciativa, aunque quizás la más seria hasta ahora.
También hemos conocido la apertura de una web, simplemente llamada NO GLASS, donde se anima a establecimientos del mundo a inscribirse para manifestar que en su interior no se podrá vestir las famosas gafas siguiendo así la estela de The 5 Point Café. De momento, tiene poco éxito, pero ya ha sido fruto de las bromas y alguien a inscrito a Apple.
En este otro artículo, recogíamos parte del debate sobre los posibles riesgos para la salud de Google Glass, otro de sus focos de críticas.
Fuente: Stop the Cyborgs
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