Primera. Que Instagram pase a tener anuncios. Hasta ahora la aplicación ha estado limpia de publicidad, ofreciendo una experiencia de usuario impecable y acorde a su funcionamiento sencillo y rápido: hago una foto, aplico un filtro y la comparto. El Wall Street Journal ya avisó de este posible movimiento en octubre, pero no prosperó. Esta podría ser la opción más probable.
Segunda. Que empiecen a cobrar a las otras redes sociales y marcas por la integración. Esto está claro que no ocurrirá. Ya hemos visto como han ido las cosas con Twitter. Ahora no tenemos integración de los imágenes de la app propiedad de Zuckerberg y Cía en la red social de los 140 caracteres. Y lo que es más, han desarrollado su propio sistema de filtros que aunque no sea tan buena, es funcional y puede seguir mejorando. Además, aporta dos herramientas de edición como el balance rápido y el recortador.
Tercera. Que la aplicación pase a ser de pago. Esta opción parece una locura y más sabiendo que hay otros sistemas gratuitos como Snapseed y la ya citada nueva herramienta de filtros y edición de fotos de Twitter. Es bastante seguro que los usuarios huirían espantados a otras opciones, especialmente los de Android, quienes no son tan proclives al pago como los de iOS.
De cualquier forma, tendremos que esperar a ver qué pasa dado que no se ha indicado que se vaya a seguir ninguna estrategia ni un plazo para empezar a sacarle beneficio a Instagram.
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