Seguimos ocupándonos de la tableta que inevitablemente acapara la mayor parte de la atención esta semana, el iPad mini Retina, de la que podemos traeros al fin la primera comparativa en vídeo, aunque en este caso, todo queda en casa, ya que se enfrenta al iPad Air y al primer iPad mini, para ayudaros a elegir entre estas tabletas en caso de que aún no estéis decididos.
Cuando se presentaron los últimos modelos de las tabletas de Apple os trajimos ya una una pequeña reflexión sobre algunas claves que os podían ayudar a elegir entre ambas, y ahora que tanto el iPad Air como el iPad mini Retina están ya en las tiendas y disponibles para pruebas y comparativas independientes, podemos complementar aquel análisis con una ilustración en vídeo de las principales diferencias entre ellas. En esta comparativa, además, se ha añadido el primer iPad mini, otra opción sin duda interesante para aquellos que no deseen realizar una gran inversión.
Dimensiones
En realidad, poco podemos decir respecto al diseño, ahora que tanto los dos modelos del iPad mini como el nuevo iPad de 9.7 pulgadas son prácticamente idénticos (con marcos laterales reducidos y, en general, con el aspecto del primer modelo de la tableta compacta de Apple), salvo por los nuevos colores (e incluso en esto no hay demasiadas diferencias, ya que hay tiendas en las que el iPad mini se puede conseguir en blanco/plata y negro/gris espacial). Cuestión distinta, sin embargo, son las dimensiones. Al margen de la diferencia más evidente de tamaño de pantalla entre el iPad Air y ambos iPad mini, es interesante comprobar como han quedado las diferencias de grosor entre unas y otras tabletas. Ya sabéis que el iPad Air y el nuevo iPad mini Retina cuentan ahora con el mismo grosor, lo que ha supuesto un ligero retroceso para la tableta compacta respecto a la anterior generación, pero una enorme mejora para la de mayor tamaño. La tableta más fina de las tres, por tanto, es el primer iPad mini (el negro) pero, como podéis comprobar, la diferencia es realmente pequeña. Viendo las tabletas al lado de un HTC One, podemos hacernos una buena idea de lo delgadas que son.
Pantalla
No es un aspecto al que el vídeo dé demasiada importancia, pero no deja de estar presente a lo largo de toda la comparativa, ya que al fin y al cabo tenemos ocasión de ver la pantalla de los tres dispositivos una al lado de otra durante bastantes minutos. Aunque la resolución del iPad Air y el iPad mini Retina es la misma, como ya sabéis, la diferencia en tamaño de pantalla hace que la densidad de píxeles del segundo sea aún mayor. Lo cierto es que la calidad de imagen de la pantalla Retina es ya tan buena, que cuesta apreciar la mejoría que supone los 326 PPI de la nueva tableta compacta de Apple. Cuestión distinta es el contraste con el iPad mini, aunque lo cierto es que ni siquiera este parece tan pronunciado como cabría pensar a partir del hecho de que el nuevo modelo prácticamente le dobla en densidad de píxeles.
Rendimiento
El apartado de rendimiento se analiza con un gran exahustividad y como podéis comprobar, las únicas diferencias que encontramos no son las que se dan entre el iPad Air y el iPad mini Retina y el iPad mini, sino que también las hay entre las dos primeras. Como ya os adelantábamos ayer, a pesar de montar teóricamente el mismo procesador, la tableta de 9.7 pulgadas tiene más potencia, ya que, al parecer, el A7 del iPad mini Retina esta ajustado a una frecuencia de 1.29 GHz (0.1 GHz menos). Las diferencias de rendimiento de la CPU entre las dos tabletas con el A7 son nimias, en cualquier caso, comparadas con los resultados obtenidos por el iPad mini: el nuevo modelo es 5 veces más potente. En el test de rendimiento de GPU los resultados son bastante similares, con el iPad Air en cabeza, el iPad mini Retina un poco por detrás y el iPad mini mucho más alejado. Sin embargo, es interesante comprobar que a la hora de cargar páginas web, las diferencias son, en la mayoría de los intentos, mucho menos marcadas de lo que sugieren los benchmarks y lo mismo se puede decir cuando se ponen a prueba con juegos exigentes.