En primer lugar, las consolas portátiles están viendo como sus usuarios clásicos se están pasando a teléfonos móviles y tablets por varios motivos. Los dispositivos móviles tienen un tamaño similar o menor y, por lo tanto, ofrecen la misma portabilidad a la vez que ahorran la compra de un aparato. La calidad de los juegos que ofrecen se ha igualado y la variedad en el catálogo de juegos es mayor. Y lo que es más, éstos son más baratos y mucho más fáciles de comprar dado que los dispositivos cuentan con mejor conectividad a Internet, incluso por redes móviles.
En segundo lugar, la llegada del modelo freemium con compras in-app en moneda virtual se está generalizando. Vender un juego por un precio inicial es cada vez más difícil y los desarrolladores lo saben. Las monedas virtuales tienen una ventaja frente a los mini pagos. Puedes comprar una buena cantidad de moneda que sólo utilizarás en el juego en una ocasión y luego utilizarla según te convenga. Se reduce el dolor del pago y de aportar datos bancarios para algunos.
En tercer lugar, un sector creciente dentro del gaming es el de los títulos de juego como poker, otros juegos de cartas, apuestas y demás. Lo interesante es que no se juega con dinero real sino con fichas que sólo podemos utilizar dentro del juego y que para completar pueden también estar acompañadas de compras in-app que desbloquean modos y herramientas.
Como dato curioso, parece que los europeos no tendremos mucha responsabilidad en llenar las arcas de las empresas desarrolladoras y serán americanos y asiáticos quienes hagan el 86% de las compras in-app en 2016.
Fuente: Juniper Research
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Los Europeos no lo haremos porque no caemos en consumismos adsurdos. Yo si un juego para seguir jugando me pide mas fichas, desinstalo y punto