¿Está ganando Samsung la carrera de la innovación este año?

Evidentemente, hay que empezar reconociendo que el año prácticamente acaba de empezar y que, de hecho, no hemos conocido aún de forma oficial al LG G4 ni sabemos cuáles son exactamente los planes de Sony a nivel internacional. En cualquier caso, tenemos ya bastante información sobre los buque insignia de la mayor parte de los grandes fabricantes (con la excepción del iPhone 6s, por supuesto, que se lanza con un calendario completamente distinto al de los principales gama alta de Android) y, con mucha frecuencia, la queja es siempre la misma: demasiada continuidad. Por supuesto, hay una excepción: el Galaxy S6.

El problema de la innovación

Efectivamente, Samsung parece haber conseguido salvarse este año de la quema, aunque la realidad es que la principal motivación que los coreanos han tenido para lanzar un smartphone realmente innovador ha sido el “fracaso” cosechado el año anterior por el Galaxy S5. Parece claro, en cualquier caso, que ha conseguido cambiar las tornas y que, en realidad, es sobre todo su éxito en este proyecto el que puede estar haciendo quedar peor a sus contrincantes. ¿Es de esperar que el año próximo, o incluso en la próxima ronda de buques insignia, en otoño, sean sus competidores los que lo den todo para volver a coger la delantera?

Lo cierto es que no faltan las voces que aseguran que no va a ser así, por una razón fundamental: la falta de innovación es, al menos indirectamente, resultado de un mercado cada vez más fragmentado y con menores beneficios para los que aún consideramos los grandes fabricantes, aquellos de los que esperamos las grandes novedades, al menos en la medida en que menores beneficios significa menos dinero para invertir en investigación. Si esta fuera la explicación correcta, deberíamos esperar, al contrario, que Samsung siguiera siendo la que lleva la voz cantante, ya que es la compañía que más invierte en este apartado.

Y no es descabellado que eso sea lo que suceda porque, al contrario de lo que afirman algunos, la importante evolución que ha supuesto el Galaxy S6 respecto al Galaxy S5 no tiene que ver sólo con un diseño renovado. Una de las características que llevamos ya algún tiempo que se convierta en algo habitual dentro de la gama alta Android es la resolución Quad HD y la realidad es algo que sigue sin suceder y por buenas razones, dado que su coste en términos de autonomía es bastante alto. De nuevo, con una excepción: Samsung es probablemente el único fabricante hasta la fecha que ha conseguido buenos resultados sin necesidad de baterías gigantes.

Es inevitable, en cualquier caso, cuestionar la posibilidad de que Samsung pueda lanzar un smartphone que deje tanta sensación de ruptura cada año como lo ha hecho ahora con el Galaxy S6. Hay que reconocer también que cuando desde HTC se defendía el continuismo del HTC One M9 con la clave simplemente de apostar por mantener una identidad y poniendo al exitoso iPhone como ejemplo, sonaba bastante razonable. ¿Es posible quizá que hayamos puesto el listón demasiado alto?

El problema, además, no es exclusivo de los smartphones, sino que parece que también afecta a las tabletas, o al menos a las más populares de ellas, ya que tampoco han faltado los analistas que culpan a la falta de innovación del iPad Air 2 y del iPad mini 3 de la caída de sus cifras de ventas. Desde luego, en lo que al iPad mini 3, no se les puede negar parte al menos de razón, porque cuesta entender por qué esperan los de Cupertino que alguien pague por él. 100 euros más de lo que cuesta el iPad mini 2.

Se trata, sin duda, de un problema de difícil solución: ¿cuándo se puede considerar que se ha escatimado en innovación y cuándo podemos estar teniendo expectativas no del todo razonables? ¿Qué pensáis vosotros?