Desde el anuncio del Touch ID del iPhone 5S estamos hablando constantemente de biométrica y de las ventajas de utilizar sistemas de seguridad vinculados. En realidad, la tecnología de lector de huellas dactilares ya fue llevada al terreno de los teléfonos móviles por Motorola en 2011, pero está claro que la capacidad de marketing de las dos compañías es distinta.
El debate se ha encendido en la sociedad, preocupada por la seguridad y por la intimidad de los usuarios. Además, desde una perspectiva puramente técnica, parece que la solución de la huella dactilar no es todo lo fiable que debiera y bastante fácil de copiar o de ser librada.
El escáner de iris es un procedimiento que ya tiene bastante antigüedad. Su ventaja es que es realmente difícil de burlar. El grado de complejidad del iris y su inalterabilidad a lo largo del tiempo ofrecen dos valores sobre los que construir un sistema de identificación. El problema hasta ahora es que no funcionaba bien en todo el mundo. Las personas con bajos pigmentos de melanina no respondían bien al flash utilizado para captar la imagen.
La solución estaba en una luz de infrarrojos pero resultada muy caro y voluminoso. Samsung ha llegado a una tercera solución en la que entra en juego un LED y un sensor de proximidad.
Con este planteamiento resulta lo suficientemente universal, fiable, barato y pequeño como para instalarlo en un teléfono móvil.
De momento, no hay ninguna pista para saber cuándo podría verse el primer dispositivo con esta tecnología incorporada. El Galaxy S5 podría ser una buena oportunidad acumulando así varias sorpresas como su procesador de 64 bits.
Fuente: Android Authority
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