Desde que conocemos la versión con procesador y sistema operativo Windows 8 de la tableta de Microsoft han pasado muchas cosas. Es realmente curioso todo el tiempo que se han dado entre el anuncio del producto y su salida a venta. Entre tanto pudimos saber su precio hace más de un mes. Tendrá un precio de salida de 900 dólares para la versión de 64 GB y 1000 dólares para el modelo de 128 GB. Estos precios fueron un jarro de agua fría, dado que se pensó que constatado ya el hecho de que las ventas del modelo con Windows RT habían sido escasas, quizás se replantaría ofertarlas más baratas para situarse más agresiva y competitivamente en el mercado.
El entorno no es el mejor y es por eso que los de Redmond están cubriéndose las espaladas y ya preparan una segunda oleada de tabletas. Para asegurarse de que esta vez harán las cosas bien, podrían utilizar la colaboración de fabricantes como Acer y Asus, imitando de alguna manera la estrategia de Google.
De cualquier forma, Microsoft hará las cosas de forma independiente y ni si quiera acudirá al próximo CES para presentar Surface Pro. Probablemente ya no haga falta ahondar en qué tableta nos encontraremos.
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