
El cambio ya es un hecho: Windows 10 ha entrado en fase de fin de soporte y los equipos que lo mantienen dejarán de recibir actualizaciones de seguridad por defecto. Aunque los ordenadores seguirán funcionando, la superficie de ataque crece con cada nueva vulnerabilidad que aparezca sin parche.
Para usuarios en España y Europa, y también para organizaciones con presencia en la región, es momento de decidir una hoja de ruta y equilibrar coste, riesgo y continuidad. Hay opciones a corto plazo para ganar tiempo, y otras que exigen planificación de migración y presupuesto.
Qué implica el fin de soporte
Este cambio también incrementa el impacto potencial en entornos conectados: desde redes domésticas hasta TI corporativa, pasando por entornos OT con máquinas que no pueden apagarse ni sustituirse fácilmente.
Datos de adopción y sectores más expuestos
Según un análisis reciente de Marlink en el sector marítimo, Windows 11 lidera con un 51,42% de adopción, seguido de Windows 10 con el 40,36%. Windows Server suma un 5,65%, mientras que Windows 7 se mantiene en un 2,15% y Windows 8.x en un 0,42%.
Este reparto confirma que todavía hay una base amplia en Windows 10, especialmente en ámbitos industriales y de flota, donde los sistemas legados sostienen operaciones críticas. Al cesar los parches, aumenta la exposición a amenazas nuevas, actividad de explotación y ataques dirigidos en TI y también en OT.

En OT, equipos con Windows que gobiernan aplicaciones esenciales pueden convertirse en un punto único de fallo: si se comprometen podrían afectar a seguridad, navegación u operaciones, no solo a la confidencialidad de los datos.
Opciones inmediatas para España y la UE
Microsoft ofrece Extended Security Updates (ESU) para prolongar 12 meses los parches de seguridad en Windows 10; en el Espacio Económico Europeo la inscripción es gratuita sin necesidad de sincronizar ajustes en la nube. Es un salvavidas temporal para mantener la seguridad mientras se prepara la migración.
En otros mercados existe una ruta sin coste vinculada al inicio de sesión con cuenta Microsoft y copia de seguridad en la nube, y también alternativas como el pago reducido o canjear puntos de recompensas. En todos los casos, es un puente, no una solución permanente.
Para permanecer en el ESU, Microsoft puede requerir que inicies sesión periódicamente con tu cuenta; si el dispositivo deja de cumplir las condiciones, deja de recibir actualizaciones extendidas.
Cómo activar el ESU en tu equipo
Antes de nada, comprueba que tu sistema está actualizado a Windows 10 22H2 y que usas una cuenta con privilegios de administrador; sin esa base será difícil completar el alta.
- Abre Configuración > Actualización y seguridad > Windows Update y busca el enlace para ‘Inscribirse ahora’ en ESU.
- Si no aparece, instala todas las actualizaciones pendientes de Windows 10 y vuelve a intentarlo; el equipo debe estar al día.
- Elige el método de inscripción disponible en tu región: gratuito en la UE/EEE, o con las opciones habilitadas en tu mercado (cuenta Microsoft, nube, puntos o pago).
- Completa el asistente y verifica que el equipo quede marcado para recibir parches de seguridad adicionales hasta la nueva fecha de fin.
Si no puedes actualizar ya: medidas de contención
Para organizaciones que no pueden migrar de inmediato, hay vías temporales. Ediciones Windows 10 LTSC continúan recibiendo actualizaciones más allá del corte general, y proveedores como 0patch ofrecen microparches económicos tras el fin de soporte.
Estas opciones requieren integración y gobierno: no valen como sustituto a largo plazo de los parches oficiales, y deben complementarse con segmentación de red y controles de acceso estrictos.
Refuerza defensas en el puesto y en red: soluciones EDR/XDR, políticas de mínimos privilegios, endurecimiento de endpoints y monitorización de actividad anómala. En equipos críticos, limita exposición con segmentación, listas de control y pasarelas.
Para usuarios domésticos, además del ESU, conviene mantener navegadores al día, revisar software innecesario y realizar copias de seguridad; las firmas de Microsoft Defender pueden seguir actualizándose, pero no sustituyen a los parches del sistema.
Migración a Windows 11 y otras alternativas
Actualizar a Windows 11 es la opción natural, aunque exige cumplir requisitos como TPM 2.0 y Secure Boot. Si el equipo es compatible, la migración reduce el riesgo y evita depender de extensiones temporales.
Cuando el hardware no cumple —por ejemplo equipos con Windows 10 de 32 bits— hay tres caminos: seguir con ESU mientras se planifica, renovar equipos con certificación para Windows 11, o valorar sistemas alternativos (p. ej., Linux) en dispositivos específicos.
En sectores industrial y marítimo, donde parar máquinas no es trivial, se impone una transición por fases: inventario y priorización de activos, validación de compatibilidad, pilotos controlados y ventanas de cambio coordinadas.
Recomendaciones para empresas y flotas
Adopta un enfoque por capas. Primero, inventaría y mapea la exposición: identifica todos los Windows 10 sin soporte en TI y OT, con criticidad y conectividad.
Después, mitiga: donde no sea posible actualizar de inmediato, combina ESU, segmentación de red, control de cuentas y endurecimiento del sistema. Considera LTSC o 0patch como medidas de transición.
Refuerza la defensa: implementa EDR, control de aplicaciones, MFA y reglas de acceso condicionadas para limitar superficie de ataque. Asegura telemetría y alertado.
Por último, planifica la migración: define un calendario realista, presupuesto, formación y criterios de éxito por oleadas. Evita decisiones a última hora que disparen costes y riesgos.
Windows 10 seguirá funcionando, pero sin parches la ventana de riesgo se abre cada vez más; con ESU en la UE, medidas de contención bien gobernadas y una migración planificada a Windows 11, hogares y organizaciones en España pueden mantener la seguridad mientras avanzan hacia un entorno soportado.