Una de las mejoras que veremos en el sector de las phablets durante este año será una mejora de la autonomía, ya que actualmente nos encontramos terminales con prestaciones más equilibradas en todos los sentidos que van desde una mayor pantalla o resolución hasta procesadores de gran velocidad que permiten ejecutar multitud de tareas de manera simultánea y sin sobresaltos. Sin embargo, estos avances tienen un precio que se traduce en una duración de las cargas que resulta incapaz de hacer frente al uso intensivo que damos a nuestros terminales.
La navegación, el uso de redes sociales o la reproducción de contenidos audiovisuales son tres de los elementos que producen un agotamiento rápido de la batería y a día de hoy, salvo excepciones como el Oukitel K10000, la duración media de ésta oscila entre las 24 y las 40-45 horas. Para solventar este problema, los fabricantes se han lanzado al desarrollo de tecnologías de carga rápida que serán protagonistas en el sector de las phablets durante este 2016, ya que a primera vista, parece que las apps que optimizan este componente y las mejoras en rendimiento que incorporan las actualizaciones de los sistemas operativos, parecen insuficientes pero. ¿Qué puede ofrecer realmente este nuevo elemento y cómo puede repercutir en nuestros dispositivos? A continuación os presentamos algunas modalidades de carga rápida con sus ventajas e inconvenientes y os explicamos cómo funciona.
¿Qué es?
Como su propio nombre indica, la carga rápida permite rellenar un porcentaje importante de la batería manteniendo el dispositivo conectado a la corriente eléctrica durante un breve período de tiempo. Sin embargo, son necesarios algunos requisitos previos como por ejemplo, cables que puedan soportar una intensidad de corriente mayor de 2 amperios a la hora de utilizarla ya que no todos los terminales disponen de esta opción y no están preparados para soportarla. La base de esta tecnología consiste en un mayor flujo de potencia que se transmite a través de los cargadores. A grandes rasgos es como si los adaptadores se transformaran en puertas que normalmente dejan pasar una baja cantidad de voltios que en determinados momentos se abre para dejar entrar más.
Qualcomm, la precursora
La firma estadounidense fue la pionera en utilizar esta tecnología. Actualmente cuenta con dos versiones, la 2.0 y la 3.0 que sin embargo, aún tienen la consolidación como tarea pendiente. En los dispositivos compatibles, presume de recargar aproximadamente el 45% de la batería en 40 minutos. Sin embargo, otra de las limitaciones a las que se enfrenta es el hecho de que para poder disfrutar de Quick Charge, que es el nombre que la compañía le dió a esta característica, es necesario adquirir adaptadores y cables específicos.
Turbo Charger de Motorola
Incorporado en los últimos dispositivos lanzados por esta compañía que actualmente se reparte entre Google y Lenovo. Su principal fortaleza es que añade 8 horas de autonomía adicionales con una carga de solo media hora. Su gran inconveniente es su compatibilidad ya que el procesador de los dispositivos es un factor importante a la hora de admitir esta tecnología, que en el caso de Motorola, solo está disponible en algunos terminales de la marca con un procesador Qualcomm Snapdragon igual o superior al 810.
mCharge de Meizu
La firma china afirma que ha apostado fuerte en el desarrollo de la carga rápida al incorporar en sus últimos modelos mCharge, con el que, según sus diseñadores, se consigue llenar el 60% de la batería con unos 35 minutos de conexión a la corriente eléctrica. A diferencia de otras firmas, no presenta limitaciones en materia de procesador o software a la hora de poder utilizar esta tecnología.
Samsung: ¿Carga completa en una hora?
Por último, destacamos al gigante surcoreano que por un lado, ha reducido las dimensiones de sus baterías pero por otro, ha mantenido la capacidad de las mismas. Un ejemplo puede ser el Samsung Galaxy Note 4, una phablet de gama alta y que busca extender la autonomía tanto con herramientas que controlan el brillo de la pantalla, un modo de ahorro de energía y por último con su tecnología de carga rápida que llega al 50% en 30 minutos.
Los inconvenientes
Actualmente existen limitaciones importantes a tener en cuenta en lo relacionado a la carga rápida. La primera es su escasa implantación, ya que actualmente no todas las marcas la incorporan en sus dispositivos. La segunda, la compatibilidad, ya que en casos como el de Motorola, es necesario que los terminales dispongan de procesadores nuevos para poder utilizarla. Finalmente, y lo más importante, es el hecho de que con este elemento se acorta la vida útil de la batería ya que al someterla a la carga rápida, se incrementa la potencia que se transfiere a través de los cargadores y se somete tanto a la batería como al cargador a una gran presión que en el medio plazo acaba dañando estos componentes. Por tanto, lo más aconsejado es que si disponéis de phablets con esta novedad, que la utilicéis solo en casos puntuales y siempre cuando tengáis un porcentaje de carga inferior al 10%.
Como habéis visto, la mejora de la autonomía sigue siendo una de las tareas pendientes de los fabricantes aunque intenten solucionarla con elementos como del que acabamos de hablar. Tras conocer en qué consiste la carga rápida, qué firmas la incorporan y cuáles son sus inconvenientes, ¿Pensáis que pese a sus sombras, se trata de un avance importante o sin embargo creéis que presenta obstáculos importantes que hay que tener muy en cuenta y que pueden dificultar su éxito? Tenéis disponible información relacionada como consejos sobre rendimiento para que podáis sacar el máximo partido posible a vuestras phablets en todos los aspectos.