Apple finalmente no convirtió al iPad Mini en un dispositivo con pantalla calidad Retina. No fue, en cualquier caso, una decisión sorprendente, ya que en los medios especializados se daba por hecho que así sería desde bastantes semanas antes de su lanzamiento. La razón de esta decisión, ha parecido siempre bastante obvia: tratar de mantener los costes lo más bajos posibles para conseguir que iPad Mini fuera lo suficientemente barato como para competir con las grandes estrellas del sector de las 7 pulgadas.
A pesar de que esta decisión, por tanto, se daba por segura, su confirmación en la presentación oficial de la nueva tableta no dejó de ser polémica. Teniendo en cuenta la excelente resolución de las pantallas de sus grandes competidores (Kindle Fire HD y Nexus 7), una pantalla que se mantenía al nivel de las especificaciones del iPad 2 resultaba bastante pobre. Desde diversos medios, sin embargo, se confirmó en los primeros análisis del dispositivo que la pantalla del iPad Mini, a pesar de todo, ofrecía una calidad de imagen mejor que lo cabía esperar.
Un análisis de RepairLabs, por fin, despeja todas las dudas al respecto, comparando el tamaño de los píxeles tanto en la pantalla del iPad Mini, como en la del iPad de cuarta y de segunda generación. Los resultados muestran que, a pesar de la diferencia de resolución entre el Mini y el 4 es ciertamente significativa, el hermano pequeño ofrece muchos mejores resultados que el 2: los píxeles de la pantalla Retina son ⅔ de los píxeles de la pantalla del iPad Mini mientras que los del segunda generación son el doble de grandes.
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